Uno de los termómetros más útiles a nuestra disposición para medir la madurez y la tolerancia de cualquier sociedad se encuentra en los informes que analizan la incidencia de delitos de odio. En el caso de España, cada año se publica un estudio que analiza los delitos e incidentes de odio registrados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y, en el caso de 2024, nos encontramos con un resultado agridulce que comentamos en este artículo para que conozcas de primera mano cuáles son los retos a los que nos enfrentamos en materia de respeto y no violencia.
Si necesitas ayuda legal a la hora de tratar cualquier ofensa o discriminación en contra de tus derechos y fundamentada en alguna causa de discriminación, ponte en contacto con nuestro equipo de abogados en Barcelona y Girona.
Los delitos de odio descendieron un 13,8 % en 2024
El Informe sobre la evolución de los delitos e incidentes de odio en España referente a 2024, elaborado por el Ministerio del Interior, arroja, de forma general, un resultado positivo, teniendo en cuenta que, en conjunto, los delitos de odio descendieron un 13,8 % en 2024. Esto se traduce en que, en total, se contabilizaron 1.955 infracciones penales de este tipo.
Sin embargo, es importante atender a los movimientos que se produjeron entre las distintas tipologías de delitos de odio: la estadística distingue entre diferentes motivaciones y, en este sentido, mientras que algunas categorías caen, otras se encuentran al alza.
El caso más sonado es el del antisemitismo: el estudio revela un incremento del 60,87 % en el número de víctimas relacionadas con este tipo de odio. También aumenta el número de casos de aporofobia o rechazo hacia las personas en situación de pobreza. En este caso, el alza ha sido de un 33,33 % con respecto al ejercicio previo.
La buena noticia es que también existen tipologías en descenso, como es el caso de los delitos relacionados con la ideología y el antigitanismo, que cayeron un 58,24 % y un 51,35 %, respectivamente. Caen también los delitos de odio por disfobia (odio hacia las personas con diversidad funcional o discapacidad) en un 36,73 %.
Más allá de estos movimientos, si atendemos a las tipologías que generan un número mayor de delitos, el racismo y la xenofobia siguen a la cabeza (804 casos y un 43,73 % del total), si bien han experimentado un descenso del 6 % con respecto a 2023. Los delitos relacionados con la orientación sexual e identidad de género generaron nada menos que 528 casos (27,57 %) y la discriminación por razón de sexo o género, 181 (9,62 %). Le siguen los delitos de odio por ideología (7,77 %), siendo el resto de categorías bastante mas residuales.
Una de las novedades del informe es la inclusión por primera vez de los delitos de odio por islamofobia, que sumaron 13 casos, siguiendo las recomendaciones de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE (FRA).
En cuanto a la tipología delictiva, predominan los casos de lesiones (385) y amenazas (358), seguidos de delitos como la promoción a la discriminación (217), el trato degradante (107) y las injurias (106).
Navarra, la comunidad más conflictiva y Cataluña, por debajo de la media
Otro dato interesante es la distribución de este tipo de delitos por comunidades autónomas. Si atendemos al mapa que dibuja el Estudio, Navarra lidera la tasa de delitos de odio con 14 casos por cada 100.000 habitantes, seguida del País Vasco (10,8), Ceuta (8,41) y Melilla (8,16).
En el lado contrario se encuentran Extremadura (2,09), Andalucía (2,59), Galicia (2,85) y Castilla-La Mancha (3). Cataluña, por su parte, se encuentra por debajo de la media nacional (4,02), con una tasa de 3,62 casos por cada 1.000 habitantes.
Más víctimas entre los hombres que entre las mujeres
La estadística también se detiene a analizar el perfil de la víctima y, desde el punto de vista de su sexo, en general, los hombres son receptores de este tipo de delito en mayor medida que las mujeres. Solo existe una excepción: los casos de discriminación, por razón de sexo o género, donde un 61, 35 % de las víctimas son mujeres frente a un 38,25 % de hombres.
Además, en el caso del antigitanismo o de la discriminación generacional el reparto es al 50 %. También nos encontramos con un número de víctimas muy similar en el caso de la islamofobia o del racismo y la xenofobia.
La diferencia es especialmente acusada en el caso de la aporofobia (80,95 % de hombres frente a 19,05 % de mujeres) o en el de el antisemitismo (77,27 % frente a 22,73 %). Algo similar ocurre con los delitos de odio relacionados con la orientación sexual e identidad de género y con los relacionados con la ideología: en ambos casos, el porcentaje de hombres afectados supera el 71 %.
En cuanto a la edad, los menores constituyeron el 12,77 % del conjunto de las víctimas en 2024, una cifra mínimamente mayor a la del año 2023. La mayor incidencia se da en el grupo de 26 a 40 años, con un 34,67 % de los casos, un porcentaje ligeramente superior al año anterior (32,95 %). Le sigue el rango entre 18 a 25 años, con un 18,75 % que aumenta con respecto al año anterior (15,48 %).
Por último, la distribución de las víctimas según su nacionalidad refleja que en primer lugar se encuentran las de nacionalidad española con el 60,11 % del total de victimizaciones registradas, siendo la cifra de víctimas extranjeras un 39,89 %. Dentro del conjunto de las víctimas de nacionalidad extranjera, las que contabilizan valores más elevados son las procedentes de Marruecos (8,77 %), Colombia (5,32 %) y Venezuela (2,58 %). Se observa una leve disminución en las victimizaciones nacionales (2,07 %) y un tenue aumento en las extranjeras respecto al año anterior.
El análisis se detiene también en el caso de las víctimas menores de edad por la importancia de proteger de forma especial a este colectivo. En este sentido, «entre 2021 y 2024, las victimizaciones de menores por delitos e incidentes de odio en España aumentaron hasta 2023 (335 casos) y descendieron en 2024 (247).» El racismo/xenofobia y la orientación sexual/identidad de género concentraron el mayor número de casos, manteniéndose en cifras altas. El antisemitismo y la ideología mostraron incrementos mínimos, y algunas tipologías se mantuvieron estables en niveles bajos (discriminación por razón de enfermedad, discriminación generacional), y en 2024 se incorporó la islamofobia (un caso).
La evolución refleja la persistencia de formas graves de odio hacia menores, especialmente por razones étnicas, sexuales y de género.
Combatir los delitos de odio, una tarea civilizadora
El Estudio parte de una idea clave que compartimos y que debe servirnos como inspiración a la hora de educar y de comportarnos en sociedad: combatir los delitos de odio es una tarea civilizadora y, para evitar la comisión de este tipo de infracciones, debemos trabajar desde mucho antes, anticipándonos, previniendo y educando.
Además, no hay que olvidar que, «aunque valiosos, estos datos reflejan solo los hechos que se denuncian o detectan formalmente.» Tampoco hay que perder de vista que «el daño no se limita a la víctima, sino que contamina el entorno, paraliza comunidades y engendra miedo.»
En definitiva, detrás de cada cifra hay una vida, una historia y una dignidad herida. Por eso compartimos estos datos con la esperanza de que esta información se convierta en motivo de cambio y de conversación en torno a este problema.
Desde nuestro despacho queremos hacer hincapié en la necesidad de denunciar este tipo de delitos, no solo para hacer justicia, sino también para llamar la atención sobre la realidad de la discriminación en nuestro país. Solo visibilizando el número de casos reales de este tipo daremos herramientas al sector público y privado para tomar medidas contundentes en contra de este tipo de actitudes que no pueden tener cabida en una sociedad democrática.